Cambiar un HDD (disco duro mecánico) por un SSD (unidad de estado sólido) puede duplicar o incluso multiplicar varias veces la velocidad percibida del ordenador, pero el impacto depende del tipo de tareas que hagas y de otros componentes de tu PC.
Para un ordenador con HDD antiguo, cambiar a un SSD puede sentirse como duplicar o incluso triplicar la velocidad general del sistema, porque la mayor parte del “retardo” proviene de los tiempos de lectura/escritura del HDD. Si quieres un salto aún mayor, un SSD NVMe (si tu placa madre lo permite) será más rápido que un SATA.